El espejo distorsionado de la culpa
- Camilo Monsalve
- 30 jun
- 1 Min. de lectura
Actualizado: 31 jul
"Distorsiona lo que das, amplifica lo que falta."

La culpa es una compañera silenciosa en el camino del cuidado. Se instala sin pedir permiso. Aparece después de un suspiro, de una queja, de una pausa que sentÃas merecida, pero luego cuestionas.
Cuidar a alguien puede ser un acto profundamente amoroso. Pero también puede ser agotador, frustrante y abrumador. Aun asÃ, muchas personas que cuidan sienten que no tienen derecho a experimentar estas emociones. Como si amar y cansarse fueran incompatibles. Como si sentir lÃmites fuera una falta de entrega.
La culpa en el cuidado nace de las expectativas, propias y ajenas. De la idea de que deberÃamos poder con todo, sin flaquear. De pensar que cada error, cada olvido, cada momento de impaciencia dice algo sobre el tipo de persona que somos.
Pero la verdad es otra: no hay entrega perfecta, no siempre podemos con todo solos. No hay forma única ni correcta de cuidar. Cuidar también es preguntarse por los propios lÃmites. También es cansarse, equivocarse, necesitar espacios propios y no saber siempre qué hacer.
La culpa duele, pero también habla. Dice que te importa. Que estás intentando. Que hay amor detrás de todo lo que haces, incluso cuando sientes que fallas.
En Cuidador SOS Voz, creemos que sentir culpa no te hace menos. Te hace humano. Y en vez de esconderla, queremos darte un espacio para nombrarla. Para que deje de ser un peso y se convierta en parte de una conversación honesta sobre lo que significa cuidar.
¿Has sentido culpa en tu rol como cuidador?
 Cuéntanos. Aquà no se juzga. Aquà se escucha. AquÃ, tu voz tiene lugar.